Fuente Yahoo noticias - AFP Por Pablo Rodriguez | AFP –
BOGOTÁ. Juan Manuel Santos cumple este domingo su primer año de gobierno con una imagen favorable de 71% derivada de una gestión con importantes logros en política exterior y para la reconciliación en el conflicto armado colombiano, pero con un retroceso en la seguridad interna.
Santos, que en el primero de sus cuatro años de gobierno ha aplicado una política de centro-derecha a la que imprimió un matiz social, llegó a la presidencia de Colombia heredando el legado de su ex jefe y padrino político, el ex presidente derechista Álvaro Uribe (2002-2010).
Con un Congreso a favor, reflejo de su gobierno de "unidad nacional", Santos logró en su primer año quizás el principal triunfo legislativo e histórico para el país: una ley para reparar a las víctimas del conflicto armado y restituir a los desplazados dos millones de hectáreas de tierras usurpadas por guerrilla, paramilitares y narcotráfico.
Sin embargo, aunque cuenta con un mayoritario respaldo político, con sólo el pequeño partido de izquierda Polo Democrático Alternativo (PDA) en la oposición, el camino para aplicar esa ley se vislumbra tortuoso y sangriento, como lo ha admitido el propio Santos, que alertó sobre que la extrema derecha y la extrema izquierda conspiran contra esa Ley.
Una veintena de personas que reclamaban esos derechos han sido asesinadas desde que Santos la propuso.
Foto: AFP |
En contraste a ese logro, en materia de seguridad interna Santos ha perdido terreno en el legado que le dejó Uribe en la lucha contra las guerrillas comunistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y Ejército de Liberación Nacional (ELN).
"Han crecido los ataques guerrilleros, los sabotajes, el secuestro y los delitos urbanos; por eso en la ciudadanía hay una percepción de que ha aumentado la inseguridad", dijo a la AFP Alfredo Rangel, director de la ONG Seguridad y Democracia.
Pero Rangel advirtió que esa situación no es sólo responsabilidad del gobierno de Santos, y explicó que las guerrillas "se acomodaron a la nueva estrategia de las fuerzas militares para combatirlas".
Además, aseguró que entre las filas castrenses hay una sensación de "falta de seguridad jurídica", lo que en parte habría generado "una baja en la intensidad de la ofensiva de las fuerzas militares", opinó.
La Fiscalía investiga más de un centenar de casos de ejecuciones de civiles por parte de militares, que éstos presentaron como guerrilleros muertos en combate.
"Santos fue elegido con gran parte del caudal electoral de Uribe, pero en este año que debía ser de adaptación ha actuado como si llevara varios años. Es un tecnócrata muy hábil", señaló el catedrático en ciencias políticas de la privada universidad del Rosario de Bogotá, Enrique Serrano, a la AFP.
Santos fue el ministro de Defensa "estrella" del gobierno de Uribe entre 2006 y 2009 y quien puso en práctica una política de mano dura contra las guerrillas izquierdistas, aplicada en buena parte y con gran éxito por Santos.
Pero para Serrano, pese a que Santos fue catapultado a la presidencia por esa gestión y percibido como el heredero de Uribe, hoy "parece otra persona".
Diversos analistas reconocen que ha logrado imponer su propio estilo y agenda de gobierno, lo que ha generado un evidente distanciamiento con Uribe. Están "enfrentados soterradamente", dijo a la AFP el analista socio-político León Valencia.
En el campo externo, Santos dio un vuelco al manejo de la diplomacia que caracterizó al gobierno de Uribe: restableció las relaciones con Venezuela y Ecuador, y superó el clima de confrontación con la región.
"Es un gran conciliador con ánimo de liderazgo", señaló a la AFP el catedrático de relaciones internacionales de la universidad del Rosario, Vicente Torrijos, quien destacó el hecho de que hoy Colombia rote con Venezuela la presidencia de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Sin embargo a Santos le quedan varias tareas por resolver en su propósito de modernizar al Estado y en el cumplimiento de una de sus principales promesas de campaña: bajar el desempleo, reducir la pobreza y persistir en la lucha contra la corrupción, que ha salpicado la gestión de Uribe y resquebrajado su relación.
El presidente de Colombia Juan Manuel Santos en Ciudad de México, el 2 de agosto de 2011.