Por: Bernardo Socha Acosta
La transición energética en cualquier país del mundo donde la tradición, han sido los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) que han sostenido la mayor parte de las economías, no puede hacerse precipitadamente en el paso de un gobierno, como parece pretenderlo algunos que ocupan importantes cargos en la administración nacional, sin medir las consecuencias de lo que genera un cambio brusco.
Y ese paso, de las energías contaminantes, para llegar a utilizar las energías renovables o limpias, debe hacerse no solo de una manera mesurada, sino contando antes con un programa calendario bien planeado para que no se atropellen los intereses de los más débiles o sea de las familias trabajadoras que podrían eventualmente ser las más afectadas. Seguir leyendo
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