sábado, 15 de mayo de 2010

Fue el momento, no Uribe


Los índices de corrupción más altos en la historia del País: Ni el Gobierno de López Michelsen ni el de Turbay Ayala pasaron por esto. La coalición uribista de Senadores implicados en parapolítica y él, en forma descarada pedía sus que votaran sus proyectos de ley mientras no estuvieran en la cárcel. Sobornos, cohechos, reelección comprada de manera rampante, favores políticos, nepotismo, inutilidad de su gabinete de Ministros.

En lo militar se combatió a las Farc, pero también a los pobres, a los campesinos. Colombia es el segundo país con más desplazados en el mundo y este fenómeno se presentó en estos 8 años. Homicidios cometidos por agentes del Estado, en los cuales las víctimas pertenecen la población menos favorecida. En este momento hay madres llorando por sus hijos que impunemente fueron asesinados por unos pesos. Esto nada lo justifica. Y en vez de afrontarlo y solucionarlo, el Gobierno fomenta la impunidad.

De 45 millones de colombianos, la mitad es pobre. No es que antes de Uribe fuéramos ricos. Es que con Uribe incrementamos la pobreza. Tenemos los índices de desempleo más altos de la historia. Las estadísticas podrán decir que hubo un crecimiento de 7 puntos en la economía, ¿Pero en dónde? Los salarios no se incrementaron, el ingreso no se hizo mayor. Tal vez para los que respaldan el Gobierno, la banca, que fue la única en el planeta que siguió ganando miles de millones, mientras el mundo vivía la peor crisis económica de los últimos años. Como resultado, somos la sociedad rural más desigual del mundo y la sociedad rural de Latinoamérica más disímil.

Se realizó un proceso de paz con los paramilitares, que más allá de ser un proceso fue una cortina de humo para esconder crímenes y dejar a miles de familia sin saber la verdad. Y para completar lo funesto que es este Gobierno, las cabecillas fueron extraditadas mientras el pueblo dormía. Allá en Estados Unidos responderán por unos kilos de coca, mientras en Colombia se escaparon de aclarar miles de fosas comunes.
Las relaciones internacionales se han manejado según el momento interno. Es decir, si se presenta uno de los tantos escándalos, este se tapa acusando a Chávez de algo. No es que Chávez sea una perita en dulce, pero el fin justifica los medios para Uribe. Prefiere romper relaciones, crear tensión, que el mandatario de Venezuela le sigue --Juego de conveniencia o de cortinas de humo-- mientras acá los empresarios se quiebran, el desempleo sube y llegamos al colmo de la estupidez, botamos nuestra leche, mientras en nuestra gran costa, los niños mueren de hambre.

Se acentuó más una sociedad que ya es conservadora. Uribe realizo esfuerzos por reprimir el pensamiento y el desarrollo de los demás. Nombró a su antojo funcionarios que lo admiran y seguidores de su ideología cavernaria .Luchas por hacer delitos los pecados. Discriminación a sectores de izquierda y liberales. Violó su intimidad, consiguió que fueran amenazados por fundamentalistas de derecha. El libre desarrollo de la personalidad pasó a ser un insulto y dejó de ser un derecho fundamental.

Su lucha contra las drogas, otra de las banderas de su gobierno, de igual manera es otro fracaso. Los índices de consumo se incrementaron. Colombia, de ser un país productor, pasó a ser consumidor. En lo único que se avanzó fue en la destrucción de la selva. Su conocido odio a la dosis personal, se volvió una obsesión legislativa. Presentó varios proyectos de ley, hasta que consiguió pasar uno, en violación a la Constitución. El cual fue agradecido por Estados Unidos --su mayor aliado-- volviendo el consumo un problema de salud: No un delito. Uribe quedó ridiculizado.

La educación y la salud desfavorecidas. Reformas que quitaron ingresos a las universidades y permanentes amenazas a los estudiantes. Etiquetó la libertad de cátedra. En la salud, muchos hospitales se cerraron a lo largo de estos 8 años. Y, para terminar, como su herencia quiso volver ley unos decretos que harían de la salud un supermercado: Sólo importan los precios.

A Uribe el momento le dictó algo que tenía que hacer y ahora que se retira de su cargo lo deja a medias: No lo cumplió, fracasó y, en medio de ese fracaso, deja un país en las peores condiciones que se pueda encontrar. Decir que Uribe es el mejor presidente de Colombia es una irresponsabilidad gigantesca. Uribe ha sido lo peor que le ha pasado al País. Sostener eso, no es ser apátrida. Es ser sincero.

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